Me desperté cuando el sol, que ya estaba alto, dio directamente en los ojos. Me levanté lentamente, pues me dolía todo el cuerpo después de una larga gira de casi un año. En ese tiempo habíamos dado casi dos vueltas al planeta entero, y aún me siento fascinado por todo lo que hemos viajado. La gira por fin terminó el día anterior, y estuvimos de parranda toda la noche celebrando el éxito. Cuando me levanté para ir al baño me di cuenta de la gran resaca que tenía, y de lo mareado que estaba. Tras ducharme y tomarme un par de aspirinas, me dirigí a las habitaciones de los demás, pues aún estábamos en el hotel. Entré donde dormían Zacky y Matt, corrí despacio las cortinas para no hacer ruido y después salté encima de ellos para despertarlos.
- ¡Arriba dormilones! -grité con todas mis fuerzas, a pesar de que me dolía bastante la cabeza.
- ¡Aaagghh! Cállate, maldita sea. -dijo Matt tapándose los oídos. Él también se cogió una buena ayer. Zacky, por el contrario, se limitó a darse la vuelta, murmurar algo e intentó seguir durmiendo.
- Despiértale por favor. -le pedí a Matt, pues teníamos que coger el vuelo para volver a casa. Por fin.
La siguiente habitación era la de Johnny y la de Jimmy, pero cuando entré ya estaban despiertos.
Cogimos el vuelo nocturno para Hungtinton Beach, y llegamos más o menos por la mañana. Lo primero que hice cuando me bajé del avión fue respirar hondo el aire de mi ciudad, un aire lleno de aromas, pero donde predominaba el de la sal del mar. Nos despedimos todos y nos dirigimos a nuestros apartamentos.
Cuando llegué al mío lo primero que hice fue a llamar a mi familia, para decirles que todo había ido muy bien como en todas nuestras giras. Un rato después sonó mi móvil. Miré en la pantalla antes de contestar para ver quién era. Era Effy. Effy y yo eramos amigos desde hacía bastante tiempo, recuerdo que nos presentó Jimmy cuando teníamos 16 o 17 años. Desde entonces habíamos sido muy buenos amigos, pero la última vez que estuvimos juntos juntos las cosas quedaron un poco confusas entre nosotros.
- ¿Diga? -contesté.
- Hola Brian, soy yo Effy. ¿Cómo estás? ¿Habéis llegado ya?
-Estoy bien, todavía con un poco de resaca. Y sí, ya hemos llegado. Hace un par de horas o así que aterrizó el avión.
-Me alegro mucho, en serio. ¿Te apetece que nos veamos? Hace un montón de tiempo que no nos vemos. ¿Qué te parece mañana por la mañana en el parque?
- De acuerdo. -dije sonriendo.
-Vale, mañana nos vemos. Ya aviso yo a los demás, ¿vale? -dijo y colgó.
Sonreí. La verdad es que echaba mucho de menos a Effy y al resto de mis amigos, y me parecía perfecta la idea de Effy de quedar todos mañana.